No te sonrías gata vieja, la tontorrona muchacha de diecisiete años que comía almendritas en el regazo de José las veladas de domingo por la tarde en el pub de un pueblo cercano a Calaceite, entre amigos, conversación, risas y copichuelas, ignoraba que José era José Donoso, el escritor –aunque sí sabía que el entrañable José escribía-. ¿Sonríes aún? Sí. ¿A ver quién puede decir, sino yo, que comía almendritas en el regazo de José Donoso?
Digerí las almendritas y me contaminé con la escritura. COMPARTIR:
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