La madre musulmana no quiere verme en la mesa convertido en despojo, es sacrílego, pecaminoso, digno de ocultación. Para la madre católica me convierto en símbolo si llego a desperdicio, símbolo de lo que se careció antaño y que abundará en el porvenir.
¿Por qué tanto revuelo? sabed que soy un triste mendrugo de pan, que ni para torrijas valgo. COMPARTIR:
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